jueves, 29 de noviembre de 2012

El "Pelado" Díaz abrió la puerta que ayer cerró Matías Almeyda en River

De la tristeza a la alegría, de la desolación de Almeyda al entusiasmo de Ramón Díaz, de un clima tenso a una renovada ilusión. Rápido y contundente fue el cambio en River. Ayer el club “Millonario” despedía a uno de sus ídolos por la puerta de atrás y hoyrecibe al técnico favorito con chapa de campeón.

Vuelve Ramón, como lo pedían los hinchas en el Monumental cuando al River de Almeyda le costaba mucho jugar bien al fútbol y lograr un resultado positivo. Vuelve 24 horas después de que el anterior técnico se haya despedido con la bronca tatuada en los ojos.  Mañana volverá a medirse el buzo de entrenador y sentirá que está en su casa.

Daniel Passarella ya lo había anunciado ayer cuando, después del entrenamiento de River en Ezeiza, aseguró que Ramón Díaz era uno de los candidatos para ocupar el banco en el club de Núñez. El “Pelado” tenía ganas de dirigir y había asegurado hace algunas semanas que él estaba a disposición del club si lo necesitaban. Y River, inevitablemente, lo necesita.

Almeyda se fue ayer y hoy ya pasó a segundo plano en el mundo del deporte. Es parte de un diario viejo que habla de las noticias que ya no lo son. En la escena central se ubica el ex técnico de Independiente que aterriza en el Monumental como una suerte de salvador. Será el encargado de devolverle a River un orden de juego, un estilo definido y resultados que lo hagan olvidar del promedio.

Ramón llega al club presidido por el “Kaiser” luego de una experiencia poco fructífera en Independiente. No logró sus objetivos y se fue envuelto en un conflicto económico con la entidad de Avellaneda. Pero eso no le interesa al hincha “Millonario”, que sólo quiere resultados que le aseguren que no va a sufrir más lo que padeció hace un año con Juan José López.

Almeyda es parte de un pasado donde la desprolijidad y la inexperiencia se mezclan en su salida anticipada. Ramón Díaz es el pasado disfrazado de futuro. Es la esperanza de volver a ser lo que River algún día fue. Un equipo donde predominó el buen pie y los títulos eran logros frecuentes. Comienza una nueva etapa en el club de Núñez que ayer despidió a un ídolo y hoy recibió a otro.


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